El estreñimiento es un problema frecuente en España. Según datos de la Fundación Española del Aparato Digestivo en 2017, casi una de cada cinco personas en el país padecía esta afección, con una proporción de dos mujeres por cada hombre. Además, durante la pandemia se apreció un aumento en los casos debido a la cuarentena obligatoria, especialmente entre personas de edad avanzada o con múltiples enfermedades previas.
En este artículo vamos a abordar más a fondo este problema, a contarte por qué puede aparecer y cómo puede prevenirse.
¿Qué es el estreñimiento?
Es importante destacar que el estreñimiento no es una enfermedad en sí misma, sino más bien un síntoma de un funcionamiento anormal del sistema digestivo. Las personas afectadas no pueden evacuar con la frecuencia recomendada, y a menudo experimentan dificultades para eliminar heces secas y duras.
Cuando un paciente consulta por síntomas de estreñimiento, el médico de cabecera busca identificar las causas subyacentes. Existen dos tipos principales de estreñimiento:
- Estreñimiento primario o funcional: No se puede asociar a una patología orgánica reconocible o al efecto de un fármaco.
- Estreñimiento secundario: Se relaciona con una patología orgánica específica o es un efecto secundario de la ingesta de medicamentos.
Cómo se trata el estreñimiento
Por sus características, el tratamiento del estreñimiento secundario depende de la causa identificada. Mientras que, en los casos primarios, donde la razón no está clara, se ha de determinar el tipo de estreñimiento para definir su tratamiento posterior:
- Estreñimiento con tránsito colónico normal: El tiempo que el bolo fecal necesita para recorrer el colon está dentro de los parámetros normales. Los pacientes suelen presentar hinchazón y distensión abdominal.
- Estreñimiento con tránsito colónico lento: El bolo fecal tarda más de lo esperado en recorrer el colon, lo que provoca deposiciones infrecuentes y falta de deseo habitual de evacuar.
- Estreñimiento por alteración del mecanismo de la defecación: En estos casos, hay un desorden en la coordinación ano-rectal normal, lo que requiere hacer un importante esfuerzo para defecar e incluso la realización de maniobras manuales para evacuar las heces.
Además de la realización de cambios en los hábitos del paciente (como tener una alimentación rica en fibra, hidratarse o practicar deporte), el tratamiento del estreñimiento funcional puede incluir la ingesta de laxantes y de medicamentos con receta médica, la aplicación de enemas y supositorios, el entrenamiento muscular pélvico y, en los casos más graves, la cirugía para la corrección de los daños en los tejidos o nervios del colón o recto.
Razones por las que se produce el estreñimiento funcional
Generalmente, el estreñimiento funcional se debe a una combinación de factores que afectan negativamente el sistema digestivo. Estos incluyen el sedentarismo, la falta de hidratación adecuada, el picoteo constante, una dieta baja en fibra y trastornos como la ansiedad o la depresión. Además, las mujeres y las personas mayores tienen un mayor riesgo de presentar esta condición.
Se recomienda que quienes experimenten dos o más de los siguientes síntomas consulten a su médico de cabecera: menos de tres evacuaciones semanales, heces duras y grumosas, esfuerzo excesivo para defecar, sensación de obstrucción rectal o necesidad de ayuda manual para eliminar las heces. El médico evaluará el caso y, si es necesario, derivará al paciente a un especialista en medicina digestiva.
Aunque el estreñimiento rara vez tiene consecuencias graves, puede convertirse en un problema crónico y causar complicaciones como hemorroides, fisuras anales, retención fecal con obstrucción intestinal o prolapso rectal.
Consejos para prevenir el estreñimiento funcional
- Cuidar la alimentación: Consumir alimentos ricos en fibra, como frutas (preferiblemente con piel), verduras, cereales, legumbres y frutos secos. Reducir la ingesta de alimentos procesados, leche, carne y dulces.
- Practicar deporte: El ejercicio regular favorece el tránsito intestinal. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda caminar al menos 10 000 pasos diarios para evitar el sedentarismo.
- Mantenerse hidratado: Beber entre dos y tres litros de agua al día para facilitar la digestión y mejorar la consistencia de las heces.
- Establecer hábitos de defecación: Dedicar tiempo y, si es posible, reservar un momento específico del día para defecar. Evitar posponer esta necesidad para prevenir desajustes incómodos.
- Adoptar una postura adecuada para defecar: Sentarse en una posición cómoda que permita relajar el esfínter y levantar ligeramente las piernas al defecar.
- Buscar apoyo psicológico: El estrés y la ansiedad pueden afectar el sistema digestivo. Es importante relajarse y buscar ayuda psicológica si es necesario.
- Evitar automedicarse: Algunos medicamentos pueden causar estreñimiento como efecto secundario. Es crucial tomarlos solo bajo la supervisión de un especialista.
En definitiva, adoptar estos hábitos puede ayudar a mantener una buena función digestiva y a prevenir el estreñimiento funcional.
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