El cáncer hepático es una afección seria que afecta al hígado, el órgano más grande dentro del cuerpo humano. Este órgano desempeña roles cruciales en la digestión, almacenamiento de nutrientes y desintoxicación. Cuando se diagnostica cáncer en el hígado, es imperativo iniciar un tratamiento sin demora para evitar un deterioro significativo en la salud del paciente.
La posibilidad de curar el cáncer hepático varía ampliamente y depende de varios factores, incluyendo el estadio del cáncer en el momento del diagnóstico y si el cáncer es primario, originándose en el hígado, o secundario, proveniente de otro órgano a través de metástasis. Los cánceres primarios del hígado son menos comunes y se tratan específicamente como cánceres hepáticos, mientras que los secundarios se tratan según su origen.
Estadios del cáncer primario de hígado
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), utilizando datos de Cancer Research UK, identifica cinco estadios distintos para el cáncer primario de hígado, basados en el tamaño y número de tumores, la propagación a los ganglios linfáticos y la presencia de metástasis. Sin tratamiento, todos los estadios son potencialmente letales, pero con tratamiento adecuado, las expectativas de vida mejoran, especialmente en las etapas tempranas:
- Estadio 0: Entre el 70-90% de los pacientes sobreviven más de 5 años después del diagnóstico.
- Estadio A: Entre el 50-70% de los pacientes sobreviven más de 5 años después del diagnóstico.
- Estadio B: La expectativa de vida promedio es de aproximadamente 20 meses.
- Estadio C: Los pacientes suelen vivir entre 6-11 meses.
- Estadio D: Se requiere tratamiento paliativo para aliviar los síntomas en la medida de lo posible.
Claves para una buena expectativa de vida del cáncer de hígado
Datos de EUROCARE de 2015 muestran que la expectativa de vida en Europa para el cáncer primario de hígado es del 35% después del primer año y del 12% a los 5 años. Aunque no son cifras alentadoras, los avances en los tratamientos han mejorado la supervivencia del 9% al 12% en menos de una década, y se espera que continúen mejorando.
El diagnóstico temprano, el tipo de tumor y su ubicación son fundamentales para el pronóstico. El hígado, que pesa alrededor de 1,5 kilogramos, está altamente vascularizado, lo que puede facilitar la expansión y metástasis del cáncer. Para que el cáncer hepático sea curable, es esencial un diagnóstico temprano, que el cáncer esté localizado y sea operable, y que no comprometa la funcionalidad del órgano.
Tratamientos para el cáncer de hígado
Existen múltiples tratamientos disponibles, como la cirugía, que es la única opción para eliminar completamente el cáncer; la ablación, útil para tumores pequeños; la embolización, para tumores grandes en ubicaciones delicadas; la radiación, que utiliza rayos de alta energía; la quimioterapia, que es menos eficaz y afecta también a células sanas; terapias dirigidas, que son menos invasivas; y la inmunoterapia, que refuerza el sistema inmunitario.
La curación es posible mediante intervención quirúrgica cuando el cáncer está localizado y no afecta a todo el órgano, o mediante un trasplante de hígado exitoso. En casos donde la cirugía no es viable, existen técnicas para mejorar la expectativa y calidad de vida de los pacientes, especialmente si no hay metástasis.
A nivel mundial, el cáncer hepático es responsable de aproximadamente 800 000 muertes anuales, lo que representa una preocupación significativa para los sistemas de salud. Afortunadamente, en España la incidencia es relativamente baja, con 5-10 casos anuales por cada 100 000 habitantes, y los avances en tratamientos como la inmunoterapia ofrecen un optimismo cauteloso para el futuro de la lucha contra esta enfermedad.