Los desgarros musculares, también conocidos como distensiones, son frecuentes en deportistas aficionados y personas que comienzan a hacer ejercicio. Por ello, en ‘Opinión Médica Online‘ te contamos hoy en qué consisten y las claves para prevenirlos.
¿Por qué se producen los desgarros musculares?
Un desgarro muscular ocurre cuando las fibras musculares se distienden excesivamente o se rompen parcial o totalmente. Esto provoca un dolor intenso, inflamación, y dificultad o incapacidad para mover la zona afectada. En casos severos, puede aparecer equimosis (moretones) debido a la rotura de las fibras musculares.
Cualquier músculo puede sufrir un desgarro, pero los más comúnmente afectados son el cuádriceps y los isquiotibiales en el muslo, y los gemelos en las pantorrillas.
Origen de los desgarros musculares
Los desgarros musculares pueden ser causados por diversos factores, tales como traumatismos o golpes directos, fatiga, o sobreesfuerzo del grupo muscular debido a movimientos incorrectos o exceso de ejercicio. Además, el sedentarismo, la desnutrición y la deshidratación predisponen a los desgarros, ya que debilitan las fibras musculares y reducen la capacidad de contracción durante el ejercicio.
Consejos para prevenir los desgarros musculares
- Hidratación y nutrición: Mantente hidratado y sigue una dieta equilibrada rica en vitaminas, proteínas y antioxidantes para la formación y reparación muscular.
- Calienta adecuadamente: Antes de comenzar la actividad física, realiza un calentamiento que incluya ejercicios cardiovasculares, estiramientos y movimientos específicos para preparar los músculos.
- Haz estiramientos antes y después: Realiza estiramientos antes de hacer ejercicio para preparar los músculos y después para aliviar la musculatura. Mantén cada estiramiento durante al menos 30 segundos.
- Controla la intensidad: Comienza suavemente y aumenta gradualmente la intensidad. Evita el exceso de entrenamiento, ya que puede aumentar el riesgo de desgarros musculares.
- Protege las zonas vulnerables: Los muslos y las pantorrillas son áreas propensas a desgarros. Usa musleras, pantorrilleras y otros equipos elásticos para proteger estas zonas.
- Emplea el equipo adecuado: Utiliza calzado en buen estado y el equipo apropiado para evitar lesiones.
- Escucha a tu cuerpo: Presta atención a las señales de alerta, como molestias o dolor leve. Descansa y permite la recuperación cuando sea necesario.
- Mantente activo regularmente: La actividad física frecuente reduce el riesgo de lesiones, aunque todos debemos cuidarnos.
Tratamiento tras un desgarro muscular
La recuperación puede variar según la gravedad del desgarro, pero descansar es fundamental para una buena recuperación. Una vez que se produce la lesión, es recomendable acudir a un especialista para obtener un diagnóstico.
En función del tipo de lesión, se determinará el tratamiento. Aunque en las primeras horas se recomienda la aplicación de hielo en la zona afectada, así como de geles analgésicos o incluso la ingesta medicación.
Tras unos días de reposo, el paciente puede volver a activar suavemente el músculo afectado y de forma progresiva. Con el paso de los días se intensificarán los ejercicios de movilización y se incorporan técnicas de vendaje neuromuscular y de kinesiotaping; para que, ya en la última etapa de la recuperación, se lleven a cabo ejercicios destinados al fortalecimiento del músculo, una actividad en la que es recomendable la intervención de un fisioterapeuta.
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