¿Para qué se utilizan las mallas quirúrgicas?

En el campo de la cirugía, las mallas quirúrgicas son una solución médica esencial que se utiliza en diversas intervenciones. Este artículo tiene como objetivo profundizar en las características, funciones y utilidades de esta técnica, para que puedas comprender por qué es crucial para la correcta evolución de los pacientes.

¿Qué son las mallas quirúrgicas?

Las mallas quirúrgicas son estructuras de tejido estéril diseñadas en forma de red, específicamente preparadas para ser implantadas de forma permanente o temporal en el cuerpo del paciente durante cirugías abiertas o laparoscópicas.

¿Cuál es la utilidad de las mallas quirúrgicas?

Estas mallas son ideales para contener y reforzar órganos específicos del cuerpo que, por diversas razones, pueden aumentar de tamaño, perder su fijación o desplazarse de su posición habitual. Son particularmente útiles para reparar hernias, tratar prolapsos de órganos pélvicos y resolver casos de incontinencia urinaria, entre otros.

Características de las mallas quirúrgicas

Existen diferentes tipos de mallas quirúrgicas, pero todas comparten ciertas características fundamentales:

  • Esterilidad: Deben ser estériles para evitar infecciones o reacciones alérgicas una vez implantadas.
  • Flexibilidad: Es crucial que sean flexibles para adaptarse al órgano que sostienen, evitando deformaciones y lesiones por roce continuo con los tejidos.
  • Porosidad: Deben ser porosas para permitir la «respiración» y drenaje del órgano, así como facilitar el crecimiento de fibras naturales.
  • Resistencia: Tienen que ser altamente resistentes para soportar situaciones de estrés y deformaciones mecánicas, asegurando su integridad.
  • Adaptabilidad a la cicatrización: Es importante que no interfieran con el proceso natural de cicatrización celular.

Tipos de mallas quirúrgicas

Simplificando, las mallas quirúrgicas se dividen en dos grandes categorías según el material del que están hechas:

  • Mallas biológicas: Fabricadas a partir de tejidos orgánicos, como fibras de colágeno, generalmente del propio paciente. Su principal ventaja es que se disuelven con el tiempo, pero son más caras y difíciles de producir, y no han demostrado una reducción significativa en el riesgo de infección a largo plazo.
  • Mallas sintéticas: Son las más comunes debido a su costo y efectividad. Generalmente están hechas de polipropileno, un material plástico que destaca por su flexibilidad y consistencia. Sin embargo, al ser un material extraño para el cuerpo, existe un riesgo bajo de reacción inflamatoria o alérgica, lo que puede llevar a la acumulación de líquido, dolor o problemas en la herida quirúrgica. En casos raros, el cuerpo puede rechazar la malla, requiriendo su extracción mediante una nueva intervención.

Dentro de las mallas sintéticas, hay dos subtipos:

  • Mallas absorbibles: Estas están diseñadas para desintegrarse gradualmente sin dejar residuos una vez que el órgano ha sido reforzado con fibras naturales.
  • Mallas no absorbibles: Permanecen en el cuerpo indefinidamente a menos que se decida extraerlas mediante cirugía.

Anteriormente, también se usaban mallas metálicas, hechas de materiales como acero o plata combinados con fibras de carbono. Sin embargo, debido a sus propiedades tóxicas para el organismo, dejaron de fabricarse.

Selección de la malla adecuada

La elección de la malla quirúrgica adecuada depende de las necesidades específicas del paciente y del problema a tratar. El médico evaluará la composición, estructura, diseño, densidad y el uso de la malla (si estará o no en contacto con el tejido) para decidir cuál es la más apropiada.

Posibles inconvenientes

Después de la implantación de una malla quirúrgica, es fundamental realizar un seguimiento del paciente y de su herida. Inicialmente, es normal que la herida presente hinchazón o acumulación de líquido, pero estas condiciones deben mejorar con el tiempo. En caso de infección, se prescribirán antibióticos para tratarla. Es crucial informar al médico sobre cualquier dolor anormal, obstrucción, fiebre o inflamación significativa para abordar cualquier problema infeccioso antes de que se agrave.

Una técnica segura y perfeccionada

En resumen, las mallas quirúrgicas son una solución efectiva para reforzar y contener órganos y vísceras que se han desplazado o presentan un tamaño anormal, siendo más común su uso en casos de hernias. Los médicos evalúan las necesidades de cada paciente para elegir la malla adecuada, considerando que esta técnica ha evolucionado significativamente en los últimos años, mejorando los materiales y procedimientos. Por lo tanto, las complicaciones son raras y la necesidad de retirar las mallas de manera prematura es infrecuente.

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