Principales causas de la cistitis crónica en mujeres

Quizá, en algún momento de tu vida, tu médico de cabecera, urólogo o uroginecólogo te ha haya diagnosticado vejiga inflamada o cistitis. Este es un problema que puede presentarse de manera aguda o temporal, principalmente por un proceso infeccioso, o que puede prolongarse en el tiempo, en cuyo caso hablamos de cistitis intersticial y crónica.

En este último caso, es un trastorno lo suficientemente importante como para causar severas molestias e incluso reducir la calidad de vida de quien lo sufre. Y dado que es especialmente habitual en el caso del sexo femenino, en este artículo de hoy queremos hablarte de las causas de la cistitis crónica en mujeres.

Cistitis crónica, un problema que va más allá de la simple infección

A lo largo de la vida, nuestro sistema urinario es susceptible de sufrir una infección. Esto sucede principalmente por el acceso de microbios desde la uretra hasta el resto de las vías urinarias, por lo que es un problema que puede presentarse en cualquier órgano que lo compone: riñones, uréteres, vejiga y la mencionada uretra. Aunque la mayoría de las infecciones tienen lugar en estos dos últimos lugares, porque son los de más fácil acceso para las bacterias.

En condiciones normales, una infección de las vías urinarias es curable. Sus síntomas acostumbran a remitir entre un día o dos después de que el paciente inicie un tratamiento, salvo que el proceso incluya una infección renal, ya que en este caso puede ser necesaria más de una semana para el restablecimiento pleno.

Sin embargo, como decimos, presentar una vejiga inflamada no es una consecuencia exclusiva de los procesos infecciosos, porque también puede ser un trastorno que se prolongue en el tiempo. Es lo que conocemos como cistitis crónica o intersticial, un problema que, al igual que en el caso de las infecciones, afecta particularmente a las mujeres: se estima que la proporción es de 9 casos femeninos por cada uno masculino, con una prevalencia de 1/200-2.000 en el caso de ellas.

¿Qué síntomas genera la cistitis crónica en mujeres?

La vejiga es un órgano muscular y hueco que funciona como un saco para almacenar la orina. Por lo tanto, es flexible para poder expandirse según se va llenando, y una vez que lo hace envía señales al cerebro a través de los nervios pélvicos para avisarnos de que debemos orinar y vaciarla. De forma que, cuando se produce una inflamación crónica en esta, percibimos una sensación de presión y dolor en la propia vejiga, además de quizá dolor en la zona pélvica.

De igual forma, también percibimos que necesitamos orinar con una frecuencia mayor a la habitual, aunque el volumen de orina no justifique esta sensación. Por eso, las cantidades que eliminaremos serán más pequeñas que las que evacuamos habitualmente. E incluso también podemos notar cierto ardor en la mencionada zona de la pelvis, especialmente a la hora de orinar, así como dolor o molestias durante las relaciones sexuales.

¿Cuáles son las causas de la cistitis crónica en mujeres?

La inflamación de vejiga crónica ocurre más habitualmente en personas jóvenes, de entre 20 y 40 años. Además, como hemos indicado, las mujeres son más propensas a sufrirla, al igual que las infecciones urinarias. Esto es así por una doble razón:

  • La anatomía de la uretra femenina, ya que es aproximadamente 4 veces más corta que la de los hombres. En el caso de las mujeres suele ser de unos 3-4 centímetros, mientras que en el sexo masculino está entre 12 y 16 centímetros.
  • La proximidad entre la vagina y el ano, lo que incrementa el riesgo de que las bacterias pasen del segundo a la primera, y de ahí, puedan llegar hasta la vejiga.

Causas de la cistitis crónica en mujeres

Síntomas de la cistitis crónica

Si nos ceñimos exclusivamente a la cistitis crónica o intersticial, hay que destacar que actualmente se desconoce la causa exacta que la produce. Actualmente se está investigando para entender los motivos que la generan, si bien ya se conocen algunos factores que pueden provocar la aparición de brotes de síntomas.

En el caso de las mujeres, estos son la llegada del ciclo menstrual, tener relaciones sexuales, experimentar emociones intensas como estrés o tristeza, orinar a menudo o retener la orina durante mucho tiempo, sufrir deshidratación, padecer alergias, usar  pantalones o prendas ajustadas, experimentar  grandes cambios de temperatura, hacer ejercicios físicos intensos e incluso usar detergentes o papeles higiénicos con determinadas composiciones químicas.

Además, se cree que ingerir alimentos con alto contenido de potasio, como cítricos, bebidas con cafeína chocolate o tomates, pueden propiciar también estos brotes.

¿Cómo actuar ante un brote de cistitis crónica en mujeres?

Al principio, la cistitis intersticial no suele manifestarse mediante síntomas, pero estos suelen aparecer y empeorar a lo largo de los años, a medida que la pared vesical de la vejiga se va dañando por la aparición de cicatrices. Al principio, la mujer puede sentir presión o dolor en la zona suprapúbica y de la pelvis, así como la necesidad recurrente de orinar (polaquiuria) o de defecar (tenesmo). Unas molestias que suelen incrementarse a medida que se llena la vejiga y que, en oposición, disminuyen cuando se vacía.

Cuando la mujer detecta estos síntomas, es importante que acuda a su médico de cabecera, a su urólogo o uroginecólogo. El especialista la someterá a una evaluación clínica y, ante la sospecha de cistitis, solicitará una citoscopia (exploración endoscópica de la vejiga) con posible biopsia. Esta última prueba resulta útil para detectar la posible presencia de úlceras benignas en el órgano, así como para descartar un cáncer vesical.

Tratamiento de la cistitis crónica en mujeres

La cistitis intersticial se cura en muy pocos casos, pero en la mayoría de los pacientes (9 de cada 10) mejora con la aplicación de un tratamiento personalizado. Este incluye aspectos relacionados con:

  • cambios en el estilo de vida (por ejemplo, dejar de beber y fumar, además de cambiar la dieta),
  • realización de entrenamiento vesical,
  • terapia farmacológica,
  • tratamientos específicos (como hidrodistensión de la vejiga o estimulación de la raíz del nervio sacro-S3)
  • procedimiento quirúrgico si dolor es importante y el resto de los tratamientos no obtienen resultados (como cistectomía parcial, aumento de la vejiga, reconstrucción de neovejiga o derivación urinaria).

En definitiva, la cistitis crónica en mujeres (y también en hombres) es un problema frecuente que suele darse a partir de los 30 años y que, aunque no suele curarse, debe ser tratado para evitar posibles complicaciones. De no hacerlo, este puede reducir la capacidad de la vejiga por el endurecimiento de su pared, afectar a la calidad de vida del paciente, generar inconvenientes en sus relaciones personales e intimidad sexual y causar también problemas de tipo emocional asociados a dolor crónico y estrés emocional.

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