Actualmente, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, con cerca de 17,9 millones de fallecidos al año. Y aunque a la hora de hablar de ellas el protagonismo suele recaer en los infartos de miocardio y el ictus, también hay una patología con una alta incidencia que es importante conocer para tener la capacidad de detectarla a tiempo: la trombosis venosa.
De hecho, se estima que una vez cada 37 segundos fallece una persona en el mundo por un tromboembolismo venoso. Y dado que en este caso la detección a tiempo puede suponer salvar vidas, en este artículo vamos a explicarte en qué consiste y cuáles son los principales síntomas de trombosis en las piernas.
¿Qué es la trombosis venosa?
Se trata de una condición en la que se forma un coágulo de sangre (denominado trombo) en una de las venas del cuerpo. Normalmente, la sangre circula por las arterias desde el corazón hasta el resto del cuerpo y después regresa por las venas hacia el corazón, desde donde se desplaza a los pulmones para su oxigenación. Pero en este recorrido, si algo no marcha bien, puede solidificarse y formarse un coágulo que dificulte su correcto desplazamiento.
Lo normal es que esto ocurra en las extremidades y que se manifieste mediante hinchazón, dolor, distensión en la vena o especial sensibilidad en la zona afectada. Sin embargo, si el coágulo sanguíneo afecta a una vena que se encuentra en un lugar profundo en el interior del cuerpo, hablamos de trombosis venosa profunda (TVP), la cual resulta más difícil de detectar y, por tanto, también más peligrosa para la salud.
¿Cuáles son los síntomas de la trombosis en las piernas?
La trombosis venosa profunda aparece de forma más común en las grandes venas de las extremidades inferiores, principalmente en la parte final de las piernas y en los muslos. Si bien también puede darse en otras zonas del cuerpo, como los brazos o el área de la pelvis. De hecho, su tendencia a manifestarse en piernas o brazos también hace que cause molestias en uno de los lados del cuerpo.
Para detectarla, hay que tener en cuenta que sus principales síntomas en lugares como las piernas son los siguientes:
- Inflamación.
- Dolor.
- Sensación de calor o incremento de temperatura en la zona.
- Enrojecimiento.
- Decoloración azulada en la piel.
- Venas superficialmente visibles (por congestión).
Estas son señales que, por sus características, pueden llegar a confundirse con una lesión de otro tipo, como de carácter óseo, muscular o ligamentoso. Por eso, algunas personas las confunden y optan por reposar y hacer una compresión en la zona afectada, pero sin resultados. Más bien todo lo contrario, porque si no se trata, la trombosis irá a más y el malestar se incrementará, especialmente al estar de pie.
¿Por qué es importante detectar los síntomas de trombosis y acudir al médico?
Cuando se produce un coágulo en una vena profunda, especialmente si tienen lugar en los muslos, este puede desprenderse y viajar a través del torrente sanguíneo. Por lo tanto, puede llegar hasta un órgano y obstruir el flujo de sangre, provocando una embolia. Y en este caso las consecuencias pueden ser importantes, en función del tamaño del embolo, del lugar en el que se deposite y de la cantidad de oxígeno que obstruya.
La embolia arterial se asocia con dolor en la parte del cuerpo que se ve comprometida y una disminución en la función del órgano mientras este se ve comprometido. Es más, se calcula que entre el 30 y el 40 % de los casos de trombosis venosa profunda no producen los suficientes síntomas como para ser detectados, y no son atendidos hasta que causan una enfermedad más grave en la persona afectada.
El riesgo es que la trombosis venosa profunda derive en una embolia en un órgano vital, como el corazón o uno de los pulmones. En estos casos hay un riesgo importante de muerte si no se detecta y trata a tiempo, porque el trombo puede quedar atascado en un vaso sanguíneo del pulmón e impedir su correcto funcionamiento. Lo que puede manifestarse a través de síntomas como falta de aire repentina, dolor en el pecho al inhalar o toser, respiración rápida, aceleración del pulso, desmayos o tos con sangre.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la trombosis venosa?
El riesgo de sufrir una trombosis venosa es mayor en los adultos de más de 60 años. Y también se incrementa si se dan los siguientes factores:
- Permanecer de reposo en cama durante mucho tiempo o sentarse en una misma posición durante un tiempo prolongado.
- Antecedentes familiares: se calcula que entre el 20 y el 40 % de las personas que la padecen en alguna ocasión presentan al menos un caso en su familia, por lo que hay factores genéticos que también intervienen.
- Embarazo o haber dado a luz en los últimos 6 meses.
- Haber pasado por una cirugía reciente, especialmente en la cadera, rodilla o pelvis.
- Padecer una fractura en la pelvis o las piernas.
- Presentar obesidad.
- Producción en exceso de los glóbulos rojos en la médula ósea, de forma que la sangre sea más espesa.
- Tener un catéter permanente en un vaso sanguíneo o un catéter de marcapasos que ha pasado a través de la vena en la ingle.
Además, la trombosis venosa profunda en piernas también se asocia a otras patologías, como el cáncer, trastornos inmunitarios (como el lupus) y afecciones que tienden a formar coágulos de sangre; así como al consumo de cigarrillos o a la ingesta de estrógenos y pastillas anticonceptivas.
¿Cómo prevenir la trombosis venosa?
Cualquier persona puede presentar en algún momento de su vida una trombosis venosa en las piernas o en otra parte de su cuerpo. Pero hay ciertas medidas de prevención que se pueden tomar para reducir el riesgo, como controlar el peso, mover las piernas de forma habitual durante los viajes largos en algún vehículo, levantarse y andar (si es posible) si se permanece largo tiempo sentado, evitar permanecer acostado durante periodos prolongados, no fumar y tomar los anticoagulantes recetados por el proveedor.
Además, en caso de presentar signos evidentes como dolor torácico, dificultad respiratoria, expectoración de sangre, pérdida del conocimiento o desmayo u otro tipo de síntoma grave, es fundamental acudir a urgencias para que un especialista médico determine el origen del problema y tome las medidas oportunas.
Con un tratamiento adecuado (basado, por ejemplo, en la ingestión de anticoagulantes o la utilización de medias de compresión) la trombosis venosa podrá desaparecer sin problema, pero si esta no se detecta a tiempo y deriva en una embolia, puede ser potencialmente letal para el paciente.
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