Síntomas de la faringitis crónica

El dolor de garganta es una condición bastante frecuente que muchas personas han padecido en algún momento de su vida. Lo más común es que se produzca por una infección por virus o por bacterias, aunque también hay otros desencadenantes posibles, como la existencia de una alergia, de sequedad ambiental, de agentes irritantes, de reflujo gastroesofágico, de tensión muscular o incluso de un tumor.

De hecho, en la mayoría de los casos la causa directa de este dolor de garganta es una faringitis, es decir, una irritación, inflamación o hinchazón de esta estructura que se encuentra localizada en el cuello y está revestida por una membrana mucosa. Se trata de un proceso que habitualmente no suele prolongarse durante muchos días, ya que con el debido tratamiento (por ejemplo, si su origen es un proceso infeccioso) suele remitir.

Sin embargo, hay excepciones en las que la inflamación no desaparece y se mantiene durante varias semanas. Es la conocida como faringitis crónica, una condición sobre la que hoy queremos hablarte junto con sus síntomas.

¿Qué tipos de faringitis hay?

De forma simplificada, podemos distinguir dos tipos diferentes de faringitis:

  • Faringitis aguda: la inflamación de la faringe dura solo unos pocos días. Normalmente, está causada por algún tipo de virus o bacteria que infecta la garganta.
  • Faringitis crónica: el proceso inflamatorio se extiende durante varias semanas. Este suele estar favorecidos por factores que predisponen a la inflamación o que están relacionados con la constitución del paciente o con su sistema inmunológico.

Además, dentro de la faringitis crónica, encontramos otras tres subclases en función de la afectación de la faringe:

  • Faringitis crónica simple: la mucosa faríngea aparece inflamada e irritada.
  • Faringitis crónica granulosa: a la inflamación e irritación habituales se añade la presencia de una mucosa granulosa. Esta se origina por el agrandamiento del tejido linfático de la faringe.
  • Faringitis crónica seca: la mucosa de la faringe se seca, así que, junto a la inflamación e irritación en la zona, el paciente nota también una sensación de sequedad. Y en algunos casos, el médico también puede apreciar la existencia de mucosa granulada en el tejido linfático.

Faringitis crónica: síntomas más habituales

La faringitis crónica se manifestará en el paciente mientras este se encuentre expuesto a los agentes que la causan. Por lo tanto, es importante determinar cuáles son sus síntomas más frecuentes para hacer un diagnóstico que permita detectar el origen del problema y tratarlo.

Cada subtipo de faringitis crónica tiene sus síntomas más característicos:

  • Faringitis crónica simple: suele presentarse en forma de tos irritativa, carraspera, molestia al tragar, cambios en la voz, tejidos enrojecidos de la faringe y sensación de tener algún objeto o cuerpo en la garganta.
  • Faringitis crónica granulosa: las molestias y el dolor son mayores que en el caso de los síntomas de la faringitis crónica simple. Aquí hay una mayor inflamación en el tejido, así que el paciente tiene más molestias a la hora de tragar y tiene la sensación de que hay algo alojado en su garganta.
  • Faringitis crónica seca: el paciente percibe los síntomas ya mencionados, mientras que al examinarle, el médico puede apreciar una faringe seca y brillante. Además, también puede detectarse mucosidad viscosa en los tejidos y otros procesos inflamatorios asociados, como laringitis o rinitis.

Faringitis crónica

Causas de la faringitis crónica

La faringitis crónica puede aparecer de forma súbita o desarrollarse lentamente. Y, dado que es una zona del cuerpo que conecta tanto con las vías aéreas como digestivas, puede tener su origen en causas muy diversas.

Entre las más habituales encontramos las siguientes:

Infecciones crónicas

Como hemos señalado, la faringitis crónica no suele estar relacionada con procesos infecciosos, ya que es más habitual que estos produzcan faringitis aguda. Sin embargo, hay algunas bacterias que son resistentes a los antibióticos, como los estreptococos, los cuales pueden sobrevivir a los tratamientos y permanecer en la faringe durante largo tiempo sin causar síntomas. Por lo que pueden manifestarse de vez en cuando, aprovechando un debilitamiento del sistema inmunológico del paciente o la existencia de factores irritantes.

Exposición a contaminantes y humo

El tabaquismo, la exposición a su humo o a sustancias químicas irritantes, así como el consumo habitual de alcohol pueden causar la inflamación de garganta. Por lo tanto, vivir en áreas con altos niveles de contaminación o de tóxicos ambientales puede estar detrás de la aparición de la faringitis crónica y sus síntomas.

Procesos alérgicos

Los tejidos de la faringe pueden mostrarse hipersensibles por la presencia de ciertas partículas, como el polen, polvo, moho o los pelos de animales.

Uso intensivo de la voz

Los síntomas de la faringitis crónica también pueden aparecer si se habla mucho en períodos cortos de tiempo. Profesionales que utilizan de forma habitual su voz, como los profesores, locutores o cantantes, pueden terminar irritando su faringe si la someten a una tensión excesiva y no descansan lo suficiente.

Reflujo gastroesofágico

Si los ácidos estomacales llegan de forma habitual hasta la garganta pueden irritar su mucosa. Esto puede producirse especialmente por la noche si la persona se encuentra acostada, o por la existencia de un problema en el sistema digestivo, como una hernia de hiato o una disfunción en la válvula esofágica.

Estrés

Aunque su efecto no es directo sobre la faringitis crónica, las situaciones de estrés o de nerviosismo continuado pueden favorecer su aparición. Principalmente, porque pueden causar desequilibrios hormonales, el debilitamiento del sistema inmunológico y el desarrollo de procesos infecciosos.

Cambios hormonales

Precisamente, situaciones como el embarazo, la menopausia o trastornos de la glándula tiroides pueden afectar las mucosas de la garganta, provocando que la sensación  de sequedad o irritación  se cronifique.

Ingesta de determinados medicamentos

Algunos antiinflamatorios, antipiréticos y medicamentos para la hipertensión pueden afectar a la producción de saliva. Al reducirse esta, se incrementa la sequedad de la mucosa oral y faríngea, lo que puede acabar causando una faringitis crónica.

Además, la aplicación de radioterapia, como en los casos de cáncer de cabeza y cuello, también puede provocar una mayor sequedad y la aparición de este problema.

Patología nasal

Las patologías nasales que dificultan la respiración por la nariz también pueden provocar faringitis crónica. La razón es que, al tener que respirar el paciente por la boca, la mucosa de su faringe puede acabar secándose e irritándose. Algo probable si tiene pólipos, vegetaciones, el tabique desviado o padece rinosinusitis crónica, ya que esta suele provocar la acumulación de mucosidad en la garganta.

Diagnóstico y tratamiento de la faringitis crónica y sus síntomas

Por todo lo comentado, es importante acudir al otorrinolaringólogo si detectamos algunos de los síntomas mencionados y estos perduran en el tiempo. En consulta, el especialista realizará las pruebas necesarias para determinar la causa de la faringitis crónica, las cuales incluyen el uso de un nasofibroscopio para examinar las vías respiratorias superiores, la realización de un frotis faríngeo, de analíticas o incluso de biopsia mediante endoscopia.

En condiciones normales, los síntomas de la faringitis crónica pueden aliviarse o eliminarse si se detecta y trata correctamente la causa que la origina, como una patología subyacente. Por ejemplo, en algunas ocasiones bastará con que el paciente deje de fumar (si se debe al tabaquismo), cambie su dieta o sus hábitos (si es por reflujo gastroesofágico) o tome la medicación apropiada (como antihistamínicos para la alergia); mientras que en otras quizá sea necesaria una intervención para solucionar el problema (como en los casos de sinusitis o de problemas respiratorios originados por la desviación del tabique nasal).

Pero, más allá de todo ello, es importante cuidar la faringe y tener un estilo de vida saludable, en el que:

  • Se evite fumar y se limite el consumo del alcohol.
  • Se controle la exposición a la contaminación ambiental.
  • Se mantenga una buena higiene bucal.
  • Se hidrate habitualmente la garganta, evitando consumir bebidas muy calientes o frías o que tengan mucho azúcar.
  • Se siga una dieta equilibrada.
  • Se eviten los cambios bruscos de temperatura ambiental.

 

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