La osteosíntesis es una cirugía reconstructiva para estabilizar y unir los fragmentos de un hueso roto tras una fractura. Suelen utilizarse elementos metálicos como alambres, cintas, pernos, placas y tornillos y clavos intramedulares.
Cuando los fragmentos óseos se estabilizan, el dispositivo mecánico puede quitarse o dejarse, si el proceso se hizo mediante una fijación interna. Los implantes internos están diseñados y realizados en materiales que no hacen imprescindible su extracción de forma sistemática, ahora bien, en pacientes jóvenes, en zonas superficiales, en determinadas técnicas, o en casos en los que se puedan atribuir molestias al material de osteosíntesis, así como en caso de movilización del material, se puede establecer la indicación de una retirada del mismo.
En general se suele recomendar la misma pasada un tiempo de seguridad que puede ser variable, aunque lo más común es esperar a los 9 meses tras la cirugía inicial.
Los cuidados postoperatorios son mucho menos intensos y más cortos que en la cirugía inicial, ya que no existe una fractura subyacente y sólo se ha de esperar y cuidar la cicatrización de las partes blandas afectadas en la extracción.
Una de las fracturas más comúnmente tratadas con una osteosíntesis es, por ejemplo, la fractura de fémur. En otros casos, como en fracturas laterales como la de tobillo, este tipo de cirugía puede curar rápidamente el hueso. Es un tipo de operación muy recomendada en personas jóvenes.
La osteosíntesis también puede utilizarse cuando un hueso roto no se cura después de una fractura.
Es imprescindible que el paciente haga rehabilitación y fisioterapia después de la intervención, que dependerán del grado de la lesión.