Algunas de las consultas más realizadas por los pacientes dentro de la especialidad de Traumatología se hacen acerca de la hernia discal.
Las vértebras de la columna están separadas por discos. Estos discos amortiguan la columna vertebral y dejan espacio entre las vértebras; además, permiten el movimiento entre las vértebras para que el paciente pueda agacharse y estirarse.
Con una hernia discal, el disco se puede salir de su lugar (herniarse) o romperse a causa de una lesión o distensión. Cuando esto sucede, puede haber presión sobre los nervios raquídeos. Esto puede llevar a que se presente dolor, entumecimiento o debilidad.
Los síntomas más habituales son:
- Lumbago.
- Dolor que irradia por la pierna (ciática).
- Alteraciones de la fuerza y sensibilidad en la extremidad.
Las hernias discales ocurren con mayor frecuencia en los hombres de mediana edad y de edad avanzada, generalmente después de una actividad extenuante. Otros factores de riesgo pueden incluir:
- Levantar objetos pesados
- Tener sobrepeso
- Doblar o torcer repetitivamente la espalda baja
- Sentarse o quedarse parado en la misma posición por muchas horas
- Tener un estilo de vida sedentario
- Tabaquismo
El cuadro de la hernia discal suele ser agudo, repentino y violento en intensidad.
En la mayoría de los casos, este dolor remite con un tratamiento conservador sin cirugía. Sin embargo, aproximadamente un 10% de ellos requerirán una intervención quirúrgica para su tratamiento. La cirugía de la hernia discal tiene como objetivo la liberación de la raíz nerviosa comprimida, responsable de la sintomatología.