Una de las patologías más consultadas por los pacientes dentro de la especialidad de Cirugía General y del Aparato Digestivo son los abscesos perianales, que se definen como una acumulación de material purulento en la zona perianal.
Los abscesos perianales son más frecuentes en hombres que en mujeres. En el 90% de los casos se producen por una obstrucción de las criptas anales. Al obstruirse las glándulas y no poder drenar su contenido éste puede infectarse y la acumulación de pus forma el absceso.
El principal síntoma del absceso perianal es el dolor. Es un dolor inicialmente sordo, más bien una molestia, que se va haciendo más intenso a medida que el absceso aumenta de tamaño. El paciente se nota un bulto en esta zona, generalmente lateralizado, una tumoración rojiza, caliente y dolorosa al tacto.
Al tratarse de una infección pueden darse síntomas y signos de infección sistémica, como fiebre elevada, escalofríos, malestar general, cansancio, dolor muscular y osteoarticular. Las deposiciones suelen ser dolorosas y puede producirse estreñimiento por la inflamación.
La evolución de este absceso mediante la formación de una comunicación entre el canal anal y la piel perianal, por la que emergería el pus, se conoce como fístula anal.
El tratamiento de esta enfermedad es siempre quirúrgico. No es recomendable su demora basándose en la toma de antibióticos o antiinflamatorios por el riesgo de progresión y propagación de la infección. De este modo, se recomienda la realización de un drenaje y evacuación del material purulento, bajo anestesia local o general si el absceso es grande. ante la presencia de una clínica compatible con sepsis perianal (infección generalizada de origen perianal).