La fimosis es la dificultad del glande de quedarse al descubierto cuando la piel que recubre todo el pene, denominada prepucio, se retrae. Es una de las patologías más demandadas dentro de la especialidad de Cirugía Pediátrica.
Al nacer, todos los bebés tienen el prepucio fusionado con el glande y no se puede retraer. Durante la infancia y la pubertad, este hecho se va solucionando. Sobre los 13 años como media, el prepucio debería retraerse dejando el glande al descubierto, tanto con el pene flácido como erecto.
En algunos hombres la fimosis no produce síntomas ni molestias especiales, pero en otros casos los pacientes tienen refieren alteraciones o molestias como el coito doloroso, balanitis, infección de orina o problemas en la micción.
En general, la fimosis puede prevenirse teniendo especial cuidado con la higiene del pene, practicando un retroceso regular del glande y, sobre todo, no forzarlo.
En niños menores de 3 años es aconsejable lavar el pene con agua y jabón, y no realizar maniobras forzadas para intentar bajar la piel. El 90% de las fimosis desaparecen antes de los 3 o 4 años. En niños de más de 3 años, y si la fimosis no se ha solucionado espontáneamente, hay que realizar tratamiento con cremas y maniobras suaves para intentar bajar la piel. Si a pesar de ello persiste la fimosis, se puede esperar a operar hasta que el niño tenga entre 5 y 7 años, puesto que existe la posibilidad de que la fimosis se solucione sola.
En adultos es aconsejable pasar directamente a la cirugía mediante la circuncisión.