Unas de las patologías más consultadas por los pacientes dentro de la especialidad de Hematología y hemoterapia es la anemia.
Es una afección por la cual el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. Los glóbulos rojos son los encargados de suministrar el oxígeno a los tejidos corporales.
Aunque los glóbulos rojos se producen en varias partes del cuerpo, la mayor parte de su producción la lleva a cabo la médula ósea, tejido que se encuentra en el interior de algunos huesos y que genera las células sanguíneas.
Los glóbulos rojos que se consideran sanos duran entre 90 y 120 días y después algunas partes del cuerpo se encargan de eliminar las células sanguíneas.
La anemia ligera comienza a manifestarse como una disminución de la resistencia al ejercicio físico, que se acompaña de taquicardia y dificultad respiratoria. Si la anemia se hace más intensa, estos síntomas se acentúan y aparecen con mínimos esfuerzos o incluso en reposo, asociándose a cansancio extremo.
El enfermo puede estar pálido, con una baja coloración de la piel y de las mucosas. Puede aparecer dolor de cabeza y, en pacientes con enfermedad cardiovascular, es posible que se desencadene una angina de pecho.
Para prevenir episodios de ciertos tipos de anemia, especialmente los que se deben a la carencia de hierro y vitaminas, se pueden llevar a cabo cambios en la alimentación o recurrir a los suplementos alimenticios.
El tratamiento de la anemia depende del tipo, la causa y la gravedad de la enfermedad. Los tratamientos pueden consistir en cambios en la alimentación, la administración de suplementos nutricionales, medicamentos o intervenciones quirúrgicas para hacer frente a la pérdida de sangre.