Unas de las patologías más consultadas por los pacientes dentro de la especialidad de Medicina Interna es el dolor abdominal.
Es el dolor que se siente en el área entre el pecho y la ingle, a menudo denominada región estomacal o vientre, ya que en el abdomen se concentran numerosos receptores del dolor conectados a otras partes del organismo.
Por eso, aunque en un principio no se sospeche la relación muchas patologías renales, ginecológicas, del pulmón, del corazón… pueden presentarse con un dolor abdominal. Sin embargo, las causas más frecuentes, como los dolores por gases, indigestión o distensión muscular, no suelen ser graves.
Cuando el organismo se queja de un dolor abdominal difuso (sin conocer todavía la causa) hay que dar el máximo reposo posible al tubo digestivo, ingiriendo alimentos blandos o líquidos mientras duren las molestias. Se pueden tomar analgésicos, pero nunca antiinflamatorios: es un grave error porque lesionan la mucosa gástrico-intestinal al inhibir sus mecanismos de defensa.
Pero en ocasiones, las molestias en el estómago pueden ser la señal de alarma que nos indique que existe un problema grave.
Si el dolor va a más y no da tregua pasadas 48 horas, se acompaña de sangrado o el organismo no tolera ningún alimento en 24 horas, es preciso acudir a Urgencias. Las personas con enfermedades crónicas, bajas defensas o de edad muy avanzada necesitan atención médica cuanto antes.