Algunas de las consultas más realizadas por los pacientes dentro de la especialidad de Oftalmología se hacen acerca de la sequedad ocular.
La sequedad ocular es una de las causas más comunes de molestias en los ojos. Se denomina sequedad ocular u ojo seco a la incapacidad del ojo para producir suficiente lágrima o lágrima de suficiente calidad como para lubricar correctamente el ojo. Esta lubricación debe ser la correcta tanto en lo que se refiere a la cantidad como a la calidad.
Cuando se produce una lágrima insuficiente o de mala calidad es cuando aparece el síndrome de ojo seco.
Generalmente, el ojo seco se produce por un déficit de lágrima (escasa producción o excesiva evaporación) o porque esta es de mala calidad debido a problemas como la disfunción de las glándulas de Meibomio (falta o alteración de los lípidos que componen la lágrima) o la blefaritis (inflamación del párpado).
El principal tratamiento para combatir la sequedad de los ojos consistirá en complementar la lágrima natural que producen con lágrima artificial. La lágrima artificial es una solución que se vende en farmacias y que tiene una composición similar a la de la lágrima natural del ojo. Al aplicarla, se completa la falta de lágrima natural tanto desde un punto de vista de cantidad como de calidad. Así se consiguen evitar los síntomas y también sus efectos.