Algunas de las consultas más realizadas por los pacientes dentro de la especialidad de Radiodiagnóstico se hacen acerca de las radiografías.
Se trata de una prueba que se realiza de forma rápida e indolora, con el objetivo de generar imágenes de las estructuras internas del cuerpo, especialmente de los huesos.
Los haces de rayos X pasan a través del cuerpo y se absorben en diferentes cantidades según la densidad del material a través del cual pasan. Los materiales densos, como huesos y metales, aparecen de color blanco en las radiografías.
En algunos tipos de radiografías, se introduce un medio de contraste (como yodo o bario) en el cuerpo para poder observar más detalles en las imágenes.
Algunas de las lesiones que se pueden diagnosticar mediante esta prueba son las siguientes:
- Lesiones en los huesos: fracturas e infecciones, cáncer de huesos, artritis, osteoporosis
- Enfermedades del tórax: infecciones pulmonares, obstrucción de vasos sanguíneos, cáncer de mama, agrandamiento del corazón
- Patologías del abdomen: problemas del aparato digestivo, objetos tragados
La cantidad de radiación a la que se expone el paciente en una radiografía depende del tejido u órgano que se examina. La sensibilidad a la radiación depende de la edad; los niños son más sensibles que los adultos.
Sin embargo, por lo general, la exposición a la radiación de una radiografía es baja y los beneficios de estas pruebas superan los riesgos.
Sin embargo, si la paciente está embarazada o piensa que podría estarlo, es conveniente decírselo al médico antes. Aunque el riesgo de la mayoría de las radiografías de diagnóstico es bajo para el bebé, el médico puede considerar otro tipo de diagnóstico por imágenes, como una ecografía.